Manejar los cambios y la incertidumbre de esta vuelta al cole tan atípica constituye todo un desafío para los niños pas .

Son muchas las horas que los niños de alta sensibilidad pasan en la escuela. El ruido, la sobreestimulación que les produce el diseño de las aulas y la masificación de muchos centros escolares son sólo algunos de los problemas con los que se encuentran durante su “jornada laboral”. Pero este curso se presenta con nuevos desafíos como consecuencia de la pandemia que estamos viviendo. Manejar la incertidumbre y los cambios no es fácil para nadie, pero en el caso de los NAS el reto puede ser aún mayor.

La vuelta al cole ya está aquí, pero este año nada será igual. Después de muchos meses sin clase, volver a la rutina supondrá un esfuerzo considerable tanto para los niños y niñas como para el profesorado.

Y no me refiero sólo al tema de la nueva forma de funcionar en los centros escolares: habilitar diferentes espacios, normas a seguir en el colegio respecto al acceso, higiene, mascarillas, actuaciones en caso de sospecha de contagios y un largo etcétera.

Los maestros van a tener que lidiar con las consecuencias emocionales de lo que esos alumnos hayan vivido en sus casas. No todos van a estar en las mismas condiciones para retomar el aprendizaje. Hoy más que nunca es imprescindible apoyarles.

Son personas que tienen el poder de consolar a tu hijo,- sea altamente sensible o no-, en tu ausencia. De darle unas palabras de aliento para ayudarles a transitar un camino que no se presenta fácil. Tienen en sus manos un material frágil que atender. Las familias tenemos que trabajar mano a mano con los profesores, estar a su disposición por el bien de lo que más queremos.

En esta vuelta al cole, es mucho más importante acompañar y lograr el equilibrio emocional de los niños que aprenderse los ríos de España

Y cuidar este aspecto me parece el factor más urgente a tener en cuenta desde la comunidad educativa. En mi humilde opinión, en es mucho más importante acompañar y lograr el equilibrio emocional de los niños que aprenderse los ríos de España. Ya habrá tiempo para ello, y si no, se lo preguntamos a Google, que todo lo sabe.

Por ello, dependiendo de factores tales como la situación económica actual de la familia; si ha habido personas contagiadas en su entorno cercano; defunciones de seres queridos; los propios miedos de los adultos frente al Covid-19 y el cómo enfrentan esta situación de incertidumbre en cada hogar determinarán la estabilidad de los niños.

En función de la edad y de cómo hayan vivido el confinamiento y este verano atípico, es necesario desde la calma atender los miedos y dudas que vayan surgiendo.

Los niños de alta sensibilidad más pequeños estarán muy pendientes de los tuyos: si sienten que estás preocupada, triste, alterada… se darán cuenta y ellos también estarán intranquilos. Los adultos somos el referente que les proporciona seguridad, un aspecto vital para que un NAS no se desborde.

Si son más mayores, a partir de los 6 años, se puede hablar con ellos explicándoles la situación para tranquilizarles. Hay que tener mucho cuidado con la información que reciben de otras personas o de los medios de comunicación. Hay imágenes que pueden impactarles y crearles ansiedad.

Es importante hacerles saber que nadie tiene las respuestas, que vivimos unos tiempos de incertidumbre, de cambios constantes que nos obligan a tener que adaptarnos a situaciones nuevas. Ser comprensivos y tener paciencia con ellos, ya sabéis que los niños altamente sensibles necesitan su tiempo para asimilar los cambios. Desde la tranquilidad, seguro que todo fluye mejor.

Sobre los niños de alta sensibilidad dentro del aula

Existen ciertos aspectos de la vuelta al cole y del entorno escolar que suelen pasar desapercibidos y a los que no se suele dar importancia, ya que la mayor parte de los niños y niñas no se ven afectados por ellos. La cosa cambia cuando nos ponemos en el lugar del alumno observando con “otras gafas”, -las de la alta sensibilidad- la realidad a la que tienen que hacer frente a diario. Veamos algunos ejemplos …

  • RUIDOS: Sillas y mesas en movimiento, el griterío de los niños, la voz del profesor intentando poner orden o explicando la lección, etc., pueden ser demasiados decibelios para un NAS si se prolongan durante mucho tiempo. Algunos necesitarán desconectar, -dejando de prestar atención y abstrayéndose en su mundo- o podrían manifestar dolor de cabeza al encontrarse saturados sus sentidos.

Una solución sencilla para llevar mejor el día sería hacer pequeños descansos: salir de clase para realizar algún pequeño recado, aprovechar para ir al baño, sentarse junto a niños más tranquilos o ausentarse en alguna otra aula contigua si esto fuera posible. Estas son algunas sugerencias que les podéis comentar al profesorado para que las tengan en cuenta (en las circunstancias actuales, va a ser complicado).

Me ha llamado la atención un apunte que hace Elaine N. Aron en su libro “El don de la sensibilidad en la infancia” en el que señala que las clases “suelen ser aburridas para los NAS dado que captan los mensajes de sus profesores a la primera, pero estos tienen que repetirlos una y otra vez para el resto de los alumnos. Entonces, la cabeza del NAS empieza a divagar y deambular y, cuando vuelve se encuentra con que se ha perdido algo, lo cual también constituye un problema”, afirma la psicoterapéuta descubridora del rasgo de la alta sensibilidad.

¡Cómo me suena esto! Cuando mi hijo Jonás era más pequeño y se ponía en casa a hacer las tareas, me decía que no sabía… ¿Pero nada?, -le preguntaba. ¿Te acordarás de algo de lo aprendido en clase, no?

Sus profesoras me solían comentar que en clase hablaba poco, que estaba “en su mundo”. No mostraba signos de aburrimiento, si no más bien de estar a otras cosas más interesantes que lo que sus maestras explicaban. De hecho, pensábamos que podría tener déficit de atención y éste fue descartado por una psicopedagoga cuando tenía unos siete años. Entonces, no había oído hablar sobre alta sensibilidad como para tenerla en cuenta.

  • DISEÑO DEL AULA. Nunca se me ocurrió pensar que el espacio físico de la clase pudiera influir en los niños altamente sensibles. Si bien es cierto que cuando nuestra casa está recogida solemos encontrarnos más a gusto que cuando reina el “caos”, un aula ordenada, limpia, con el mobiliario cuidado y adaptado a los niños será el escenario perfecto para fomentar el aprendizaje; con una buena luz natural y temperatura agradable; que cuente también con espacios diferenciados que permitan a los alumnos aprender a distintos ritmos, etc. son tan sólo un ejemplo de cómo podría acondicionarse el lugar en el que nuestros hijos pasan gran parte del día.

El exceso de carteles, imágenes y dibujos varios presentes en el aula pueden resultar abrumadores para un NAS, ya que captan todos los detalles.

  • MASIFICACIÓN. Este punto es más difícil de controlar en situaciones normales. Podemos adaptar la distribución del mobiliario y la decoración de la clase para que se adapte mejor a las necesidades de los niños de alta sensibilidad, pero poco podemos hacer para reducir el número de alumnos que conformarán cada grupo. Este curso 2020-21, con el tema de mantener las distancias por la pandemia, alguna solución tendrán que proporcionar para una vuelta al cole segura.

¿Cuál sería el colegio ideal para los niños altamente sensibles

Existen diferentes modelos de pedagogías que cada vez son más conocidas. Ya sean tipo Waldorf o Montessori u otros, sus centros se caracterizan por tener en cuenta muchos de los aspectos que hemos ido describiendo. El inconveniente de todos ellos es que los centros son escasos y no están al alcance de todos los bolsillos. Otra opción sería educarles en el propio hogar, aunque esto es más complicado y no es posible en algunos países.

Personalmente, no creo que exista un modelo “perfecto” de colegio para un NAS. Puede que unos se adapten mejor que otros a las características específicas de nuestros hijos. Pero tampoco hay que preocuparse si las familias no podemos acceder a este tipo de enseñanzas por su elevado coste.

La educación actual tiene sus carencias, ya que apenas ha evolucionado desde hace décadas. Pero con todo y con eso, si los niños se sienten apoyados por su familia y profesores, adquirirán muchas habilidades sociales en ese entorno “más hostil” , una oportunidad para aprender a sobrevivir en un mundo en el que la sensibilidad no está muy valorada.

La pandemia actual supone también un entrenamiento, un desafío no sólo para nuestros pequeños hijos/as sensibles, sino para la sociedad en general. Habrá que reinventarse en muchos ámbitos.

Es positivo exponer a tu NAS a todo tipo de experiencias, pero de forma progresiva, controlada y sin forzarles.

Para los padres y madres que tenéis niños altamente sensibles de corta edad y que estáis leyendo estas líneas, recordaros que sois afortunados por haber descubierto este rasgo y que tenéis en vuestras manos un “tesoro” muy valioso para vuestros hijos altamente sensibles llamado INFORMACIÓN. Ya sea a través de esta página o de otras webs, en internet disponéis de recursos para aprender sobre alta sensibilidad, además de vídeos y bibliografía.

Los que tenemos hijos ya más mayores lamentamos no haberlo sabido antes para poder actuar, quizás, de otro modo. Espero de corazón que este artículo os haya resultado de utilidad y os ayude en este inicio de curso tan excepcional.

Cuidaros mucho para poder cuidarles a ellos. De cómo vosotros/as gestionéis esta complicada situación dependerá en gran medida el bienestar de vuestros pequeños.

Si queréis saber más sobre alta sensibilidad en la infancia, -entre otros temas interesantes, -comentaros que a finales de septiembre se celebrará online desde México la Semana de la Alta Sensibilidad con el objetivo de divulgar el rasgo.

Y si todavia tienes dudas y te gustaría saber si tú hijo/a puede ser altamente sensible, puedes contestar este test.

¡Feliz vuelta al cole!