Para un niño con alta sensibilidad es importante poder expresar lo que siente. Necesita ser escuchado y saber que es comprendido, por lo que reclamarán constantemente la atención de los adultos.

Los NAS tienen una gran capacidad reflexiva. Piensan a un nivel muy profundo y tienen más preocupaciones  que el resto de los niños. Aunque nos parezca que se agobian por tonterías, para ellos no lo son.

El procesamiento profundo es uno de los cuatro pilares que estableció Elaine Aron para descubrir si una persona es altamente sensible. Se trata de la tendencia a reflexionar de forma profunda, sin poder evitarlo.

Sopesar todas las opciones es la causa por la que los NAS tardan más en tomar una decisión. Además, son más precavidos y utilizan un lenguaje maduro para su edad, con un vocabulario rico y hablan de forma educada.

Como captan más información (ya sea sensorial, emocional, recuerdos, sueños, etc) y esos datos son procesados de forma muy minuciosa, es fácil que el pequeño se sobreestimule.

Y es que la sobreestimulación es la consecuencia de que se agoten antes por todo ese trabajo extra que tienen que hacer, y que suele realizarse de manera inconsciente.

Por ello,  son más propensos a sufrir ansiedad y estrés. Hacer descansos es fundamental para recuperarse.

Una preciosa idea para ayudarles con sus preocupaciones

Hace un tiempo leí un artículo que cuenta una preciosa leyenda originaria de Guatemala que sirve para trabajar los miedos y descargar las preocupaciones de los más pequeños.

Consiste en que los niños y niñas les cuenten las «penas» -o los problemas que les rondan- a unos pequeños muñequitos que posteriormente colocan debajo de la almohada antes de acostarse.

Ellos buscarán las soluciones durante la noche y al día siguiente los niños se sentirán más aliviados y verán los problemas con más claridad.

Las muñecas quitapenas quitan las penas que tengo, se las cuento muy bajito y me las curan en silencio. Y debajo de mi almohada duermen siempre mis muñecas y si tengo alguna pena, yo sin ella me despierto

En su día, me compré unas muñequitas quitapenas para mi hijo Jonás. Aunque también le dije que si el problema era grande tendría que contárselo a un adulto para que pudiéramos «ayudar a las muñecas».

Suelen venderse en ferias de artesanía, pero las encuentras también en internet. Venían en una bolsa con seis muñecas, -para utilizar una cada día de la semana,- dejándolas descansar el domingo, que también tienen derecho, ¿No creéis?

Existe un cuento que ilustra esta bella tradición: «Ramón, el preocupón». Se trata de un recurso que viene bien para poner en práctica con nuestros hijos altamente sensibles en esos momentos en los que necesitan «soltar» aquello que les aflige.

Me ha encantado esta historia y creo que yo le pediré prestada alguna figurita a mi hijo, para cuando me haga falta a mí…

En este enlace podéis leer más sobre los muñecos quitapenas o, también llamados, «quitapesares».

¿Conocíais esta bonita leyenda para ayudar a los peques con sus preocupaciones? Seguro que os ha encantado. Os leo en los comentarios …

Mamá Yomime