Aunque disfrazarse en Halloween cada vez es más normal en nuestra cultura, sin embargo para muchos niños altamente sensibles no es una fiesta divertida.
Se acerca el día de Difuntos y, aunque este año todo está siendo diferente, muchos niños y niñas están ya ilusionados diseñando sus terroríficas calabazas. Las pinturas y los trajes preparados también para celebrar la fiesta de los muertos. Sin embargo, si tu hijo/a es altamente sensible es probable que no quiera disfrazarse en Halloween.
La mayoría de los niños disfrutan jugando a disfrazarse en Halloween. No tienen problemas con la ropa y les encanta que les pinten la cara.
Transformar su imagen durante unas horas resulta divertido para muchos pequeños que imitan a sus personajes de miedo favoritos: zombis, brujas, fantasmas, esqueletos, etc.
Pero para los niños pas constituye todo un desafío: mucho ruido en las calles, cambio de rutinas, miedo y muchas otras emociones que gestionar.
Hay muchos niños, sobre todo si son pequeños, a los que no les gustan este tipo de fiestas ya que no entienden el significado de disfrazarse.
Estas fiestas pueden hacer aflorar muchos miedos en los niños sensibles
Representar un rol diferente al habitual, -y en el caso de la festividad de difuntos en concreto, tan macabro- produce que afloren muchos miedos: miedo a la muerte, a la oscuridad, a los zombis, a los monstruos, entre otros.
Tener miedo no es una sensación agradable. Encima, hacer de ello una fiesta y sentirse obligado a participar junto a otros niños puede no ser una buena idea si tienes un hijo/a altamente sensible.
Los niños pas tienen que superar obstáculos cotidianos para desarrollarse adecuadamente, pero asistir a una fiesta de Halloween no tiene por qué ser algo obligatorio. Se trata de divertirse y pasárselo bien, por lo que no es conveniente forzarles si se niegan a ello.
Disfrazarse en Halloween no era divertido
Recuerdo el primer Halloween de Jonás. Junto a otros niños, recorrieron las calles del barrio. Mi hijo siempre ha rechazado disfrazarse. No le gustaba ni le gusta. En el cole, no le quedaba otra que ir como sus compañeros de clase en Carnaval.
En el caso de los festejos de Halloween, tengo que reconocer que me hacía más ilusión a mí ver a mi peque disfrazado de «brujito» que a él.
Tengo esta foto en la que se le ve con cara de circunstancia, todo serio, como diciendo: Pero mamá, ¿qué me has puesto? Ya sabéis que muchos NAS son más maduros que otros niños de su edad, ya que le dan más vueltas a todo y no encajan ni se sienten cómodos en determinados entornos.
Su imaginación vuela con ellos, mientras su forma de pensar en profundidad entra en acción. No sólo ven a alguien disfrazado de monstruo, sino que recuerdan todo lo que saben sobre los monstruos y lo viven como una amenaza.
En el caso de Jonás, yo creo que se sentía ridículo y no comprendía que aquello pudiera ser divertido.
Tal vez el hecho de sentirse observado o la vergüenza pueden ser otros factores que afecten más a algunos niños en Halloween, sobre todo si son altamente sensibles introvertidos.
En esa época, mi hijo tendría unos cinco o seis años. Yo desconocía el tema de la sensibilidad del procesamiento sensorial, nombre científico de la alta sensibilidad.
El caso es que se mostraba incómodo. No hacía más que pisarse la bolsa de basura negra con la que le hice el vestido. Llevar un cestito para los caramelos y el sombrero de pico tampoco ayudaban. No le veía que estuviera contento como el resto de los niños en Halloween.
¡Pero estaba tan mono!
Elegir la ropa adecuada para disfrazarse en Halloween
En primer lugar, en función de la personalidad de nuestro hijo/a, tendremos que determinar la conveniencia de disfrazarlo o no. Se trata de no forzar, comprender cómo lo viven ellos y respetar su decisión.
Muchos pueden tener miedo, ¡incluso al verse en un espejo con su propio disfraz sangriento!
A mi hijo, toda la estética que rodea a Halloween le da asco: sangre, cicatrices y esas cosas. Para médico ya reconoce él mismo que no sirve.
El segundo paso es elegir un conjunto de ropa que le resulte cómodo. Ya sabéis que determinados tejidos ásperos, tiesos o las etiquetas pueden resultarles muy molestas. Tener en cuenta también las texturas y olores de los productos de maquillaje. O incluso el olor a goma de las caretas.
Una idea para evitar el roce desagradable de las telas de los disfraces podría ser que un pijama debajo o un ropa deportiva cómoda.
Por otra parte, recordad que los niños pequeños a menudo no pueden expresar exactamente por qué un disfraz no les va bien. Es probable que se muestren irritables y no seamos capaces de determinar de dónde viene ese malestar.
Por este motivo, es recomendable vestirlos con trajes sencillos, -incluso serviría su propia ropa con la que ya se siente a gusto-, y que sea de color negra. Con un par de accesorios, sin mucho adorno ni maquillaje, sería suficiente.
Qué debemos tener en cuenta con los niños pas
Les guste o no disfrazarse en Halloween, se trata una jornada de mucha sobre activación. Ahora se ha puesto de moda celebrarlo también en algunos colegios.
La escuela es ya un entorno con demasiados estímulos que manejar en circunstancias normales. Cualquier cambio en las rutinas supone un extra de sobreestimulación para los NAS.
Si por la tarde continúa la fiesta y no ha tenido el tiempo suficiente para descansar, se desbordará seguro.
Algunas recomendaciones:
- Incluso si son niños altamente sensibles extrovertidos, ellos también se sobre estimulan. Se cansan antes, por lo que estaremos atentos si se ponen irritables, lloran o se enfadan con facilidad.
- Validar sus emociones: no ridiculizar a los niños si lloran o sienten miedo. Evitar comentarios del tipo «no pasa nada», «eres un miedica», etc. Y, por supuesto, no permitir que otras personas lo hagan.
- En el caso de los NAS varones, el punto anterior es muy importante. A las niñas no se las juzga igual por tener miedo que a los chicos.
- El cambio en el tono de voz que empleamos para asustar puede impresionarles demasiado. Podría incluso crearles ansiedad, dependiendo de cómo de sensible sea nuestro hijo.
- Ser conscientes también de nuestros propios miedos. Si nosotros no estamos a gusto, no podemos acompañarles a ellos.
- Estar pendientes por si algún desconocido irrumpe con la intención de asustarlo.
- Si no se ríe y tampoco muestra interés, es que no se está divirtiendo. Valorar retirarse antes que el resto. No pasa absolutamente nada.
- Las linternas, las luces brillantes pueden ser muy molestas en la oscuridad de la noche.
- Planificar el día puede ayudar a que sea un momento divertido para los niños sensibles.
- Diseñar nuestro propio Halloween: hacer manualidades para decorar la casa, tallar una calabaza juntos (mi hijo utiliza guantes, y el olor de la calabaza no le gusta); hacer un dulce, ver alguna película de miedo adaptada a sus gustos, encender una vela, etc. Crear nuestro propio espacio y rituales. ¡Imaginación al poder!
Espero que disfrutéis de esta jornada festiva con vuestros hijos/as sensibles y estos consejos os resulten útiles si os animáis a celebrar Halloween. Aquí os dejo algunas de nuestras creaciones de otros años. Las ponemos en la escalera para cuando suban mis vecinos. Ya me conocen. ¡A ver qué se me ocurre para mañana!
Gracias por leerme.
Mamá Yomime