La alta sensibilidad (o su nombre científico, «sensibilidad del procesamiento sensorial») es un rasgo que presentan en torno al 20% de las personas, a las que se conoce como PAS, o lo que es lo mismo, Persona Altamente Sensible.
No es una enfermedad. Se trata de una forma de ser, un temperamento innato que es normal en el ser humano y en muchos animales.
Es una característica de las muchas que dan forma a nuestra personalidad y que permite a quienes la poseen ser más conscientes de su entorno, percibiendo el mundo de una foma distinta a como lo hace el resto.
La mayoría de las personas altamente sensibles son introvertidas. Las pas extrovertidas son una minoría, -se estima que un 30%-, por lo que hay un mayor desconocimiento sobre ellas
Existen diferentes test para saber si eres altamente sensible. Aunque no es una prueba definitiva, sin embargo te puede orientar y ayudar a salir de dudas.
Pero hay cuatro características que sí se deben reunir para ser considerada como una persona altamente sensible. En su libro, “El don de la sensibilidad”, Elaine N. Aron nos describe cuáles son:
1- Profundidad de procesamiento: es la tendencia a reflexionar de forma profunda, sin poder evitarlo. Sopesan todas las opciones, por lo que tardan más en tomar una decisión. Son más precavidos, utilizan un lenguaje maduro para su edad, con un vocabulario rico y hablan de forma educada.
2- Sobre estimulación: físicamente, se agotan antes por la gran cantidad de estímulos que captan del exterior y necesitan desconectar, pues son más propensos a sufrir estrés. Hacer descansos es fundamental para recuperarse.
3- Sensibilidad ante los estímulos externos y a las sutilezas: las luces brillantes, ruidos, olores, aglomeraciones de gente, determinados tejidos o las etiquetas de la ropa les incomodan y pueden llegar a desbordarse como consecuencia de esa saturación a la que han estado expuestos. Se dan cuenta de cualquier detalle: un cuadro torcido, un cambio en el peinado, en casa, etc. que pasa desapercibido para otras personas.
4- Reactividad emocional y empatía: las emociones la viven de forma profunda, les afecta todo de una forma más intensa y durante períodos más largos de tiempo. Destacan por su amor por la naturaleza, los animales; tienen un alto sentido de la justicia y de los valores.
En ocasiones, puede confundirse este rasgo con algún trastorno: déficit de atención, autismo, trastorno bipolar, trastorno del procesamiento sensorial, entre otros.
Muchos profesionales y terapeutas desconocen qué es la alta sensibilidad, puesto que es algo bastante reciente, por lo que se puede diagnosticar erróneamente a los niños.
En la web algodonentrelasflores.com tienen este vídeo en el que te explican de forma muy completa qué es esto de ser PAS.
Una base neurológica
Afortunadamente, hoy día tenemos evidencia científica (vídeo, “Sensibilidad al trasluz”, minuto 6) que prueba que el cerebro de una persona de alta sensibilidad funciona de forma diferente.
Esta base neurológica demuestra que se produce una mayor actividad en la ínsula (donde se encuentra nuestro cerebro más primario) y que es quien regula las emociones, la empatía, la percepción del gusto, el olfato, el equilibrio y el control espacial, entre otros procesos.
Ser altamente sensible implica que nuestro cerebro capta más información del entorno y, en consecuencia, tiene que procesar una mayor cantidad de datos (tanto sensoriales como emocionales) y esto lo hace de forma profunda.
Sin ser conscientes de ello y como consecuencia de esta forma de ser altamente reactiva, el cerebro se satura antes. Algo parecido a lo que le pasa a tu ordenador cuando se carga de datos y se bloquea.
Como es más fácil estresarse, son necesarios momentos de descanso para vaciar el “disco duro” que es su cerebro.
Cada PAS es diferente y cada cual tiene que buscar la mejor fórmula para canalizar esa alta sensibilidad y que no le cause problemas en su día a día. Informarse sobre el tema es muy importante para aprender a gestionarla realizando un trabajo personal de autoconocimiento.
Si no se atiende, puede derivar en un trastorno. Conocer el rasgo nos permitirá crecer a nivel personal, ver la vida con otros ojos, apreciar los pequeños detalles y convertirlo en una fortaleza, en una especie de “superpoder”.
Sin embargo, el mundo no está hecho a la medida de las personas sensibles. Muchas PAS se sienten incomprendidas en un mundo en el que la sensibilidad no se valora. Y se cubren de máscaras para pasar desapercibidas, enterrando esa capacidad de sentir que nos hace humanos.
Pero no se puede ser quien no eres. ¡Atrévete a ser diferente, sé tú mismo! Estoy segura de que eres más fuerte de lo que crees.