Investigando en internet, he observado que en los denominados niños de alta demanda confluyen diversos factores que condicionan su forma de comportarse. Y este comportamiento se asemeja al de los niños de alta sensibilidad.
Los niños altamente sensibles son más difíciles de criar porque suelen lloran más y necesitan atención constante por parte de los cuidadores. Esto también ocurre con los niños de alta demanda.
Son muy intensos e hipersensibles y duermen poco, agotando a sus desesperados padres. Si tienes un NAS en casa seguro que muchas de estas afirmaciones te resultan familiares.
Lo que a lo mejor no sabías es que estos niños son también denominados como de alta demanda pero ¿Cuál es la diferencia?
Hace ya un tiempo que descubrí la existencia de un tipo de niños que compartían algunas semejanzas con los niños altamente sensibles.
Desde bebés, mostraban un temperamento y una sensibilidad emocional que llevaba a sus progenitores a preguntarse si al recién nacido le podría pasar algo.
De todo lo que he leído, este argumento es el que más me ha gustado para entender qué es esto de la alta demanda.
¿Qué es la alta demanda?
Dice Rosa Jové, psicóloga infantil y juvenil en una entrevista publicada en Crianza de Alta Demanda, que “como a los humanos nos gusta ponerle nombre a todo, a este tipo de niños se les empezó a llamar bebés de alta demanda, que es un nombre muy explicativo de lo que se puede observar, pero que no indica la causa”.
Las rabietas de “larga duración”, la necesidad de contacto físico, la insatisfacción o dormir poco son algunas de las características que presentan estos niños y niñas
Por tanto, en su opinión los niños de alta demanda no existirían como tal, se trataría más bien de un colectivo de infantes cuyo comportamiento se debe a diferentes motivos. Lo explica con el siguiente ejemplo:
“ Imagine que usted va al médico porque el niño tiene fiebre y le pregunta: doctor ¿Qué tiene mi hijo? y el médico le contesta: pues fiebre. Usted pensará: eso ya lo veo pero quiero saber porqué. El decir que un niño tiene fiebre no indica más que un síntoma, una característica de ese niño en ese momento cuando todos sabemos que la fiebre puede responder a infecciones bacterianas o víricas, insolación, abuso de anfetaminas…. Pues bien, la alta demanda es lo que se ve pero obedece a múltiples factores”, sentenció Jové.
Esta idea me ha parecido interesante para despejar dudas.
¿Cómo son los niños de alta demanda?
Los factores a los que hace referencia esta psicóloga seguro que os suenan: Altas capacidades intelectuales, con frecuencia niños señalados en su infancia como hiperactivos, perfeccionistas, con unos sentidos muy desarrollados (les molesta el ruido, los olores, el roce de la ropa, etc.) y sensibilidad emocional (empatía).
Otra de las características es que, pese a dormir poco y despertarse a menudo, poseen una energía inagotable.
Con la excepción de este último punto, -que no es propio de las personas de alta sensibilidad, puesto que dormir es básico para ellas-, el resto de características sí definirían a un NAS.
En muchos casos, también se ha observado que es genético.
Por ello, entiendo que algunos niños altamente sensibles son, a su vez, niños de alta demanda.
También apunta Rosa Jové un tema bastante frecuente que tiene que ver con el temperamento.
Temperamento más fuerte
“Los niños cuando nacen tiene un temperamento marcado que con el tiempo, las vivencias y la educación conformará su personalidad. Por eso no se puede hablar de personalidad en el recién nacido, solo de temperamento (…)»
«Está claro que los niños que nacen con un temperamento más fuerte y con unos niveles más altos de actividad, intensidad, distracción… o niveles más bajos en persistencia, umbral etc … suelen ser niños llamados de alta demanda cuando solo son niños con un temperamento más fuerte. El temperamento se pasa con el tiempo y con una educación amorosa (la educación inflexible, punitiva o poco respetuosa con el niño, fomenta el temperamento duro y los trastornos de la personalidad en la vida adulta)”.
Mientras preparaba este artículo, me acordé de una profesora que tuve hace unos años. Nos comentó que tenía una niña de corta edad que, desde que nació, no les dejó dormir ni una sola noche.
Todo el mundo le decía que ya cambiaría cuando tuviera un añito… o dos pero, no fue así. Con tres años la cosa no mejoraba tampoco y nos comentaba en clase que cualquier día iba a tener un accidente de camino al trabajo porque “no había pegado ojo”.
Estaban tan desesperados que no se les pasaba por la imaginación tener otro hijo, “por si acaso les pudiera salir igual”.
Hoy me pregunto si tal vez aquélla niña sería “de alta demanda” o “altamente sensible” o una combinación de ambos.
Conclusiones sobre los niños de alta demanda
Para considerar a una persona como altamente sensible hay estudios al respecto que corroboran la existencia de un sistema sensorial más activo y un cerebro que funciona algo diferente.
En el caso de los niños de alta demanda entiendo que no es lo mismo por no tratarse de un rasgo de la personalidad, sino que como afirmaba Jové, son solo “síntomas” que obedecen a diferentes causas.
Por tanto, esa alta demanda podría considerarse como un indicador temprano de la alta sensibilidad en los más pequeños.
En definitiva, niños que muestran un comportamiento más activo, más sensibles y absorbentes que otros. Pero creo que es importante tener en cuenta que habrá casos en los que dependerá en parte de nuestra actitud subjetiva como adultos: no todos los padres tenemos la misma capacidad, tiempo y paciencia para atenderlos.
Hay personas, -incluidos profesionales del sector sanitario- que opinan que los niños de alta demanda no existen.
La falta de información sobre este tema no ayuda a muchos padres desesperados que no entienden qué les pasa a sus hijos. Además, se sienten juzgados por no ser capaces de contener a estos niños que son etiquetados con frecuencia como «malcriados».
Termino ya con un regalito para todos los que habéis leído esta post hasta el final. Aquí os presento a …
¡¡Mafalda!!
Como investigadora del rasgo de la alta sensibilidad, son muchas las veces que me hacen la pregunta sobre está diferencia. Y lo cierto es que al igual que Javé nos falta investigación científica respecto a está nomenclatura «alta demanda». Mi conclusión hasta el presente, como madre de 2 NAS Y psicóloga familiar ha sido exactamente la misma. Pareciera que estos niños presentarán sintomatología «estereotipica» de un NAS al que no se está sabiendo acompañar/comprender. La teoría del temperamento es esencial para comprender que el nivel de energía es propio a la persona, y que bien canalizada no debería suponer ningún «problema». Más allá de la propia dificultad para criarlos claro. Pero oye, nadie dijo que esto era fácil!! Un abrazo
Me has encendido la luz con tu comentario: «Pareciera que estos niños presentarán sintomatología “estereotipica” de un NAS al que no se está sabiendo acompañar/comprender.»
Yo soy PAS, mi madre lo era y tengo sospecha que mi hijo de un año lo sea. Primero leía sobre alta demanda pero como yo no tengo un concepto predefinido sobre como debe ser un bebé «normal» (he tenido poco contacto con bebés y tengo pocos prejuicios), tampoco llegaba nunca a llorar tanto como describen. Eso sí, si no le atiendo y aseguro rápidamente en algún caso puntual, comienza a desesperarse muy rápido. Veo series y leo sobre niños más «comunes» (es que no sé como llamarlo) y no lo relaciono, el mío necesita atención casi constante. Pero si tiene eso y llego de seguida que me llama, es feliz y cariñoso (aunque MUY sensible al dolor de dientes etc.). Igual es que lo sé acompañar bien? Tienes material para leer tus estudios? Gracias!
«Hay personas, -incluidos profesionales del sector sanitario- que opinan que los niños de alta demanda no existen».
Bien, como padre de un niño de alta demanda, yo opino que todas esas personas -incluidos profesionales del sector sanitario- pueden irse directamente a la mierda. Si como apuntaba uno de los comentarios, falta investigación científica respecto a está nomenclatura «alta demanda», lo mínimo que podrían hacer sería mostrar una educada consideración y ahorrarnos sus «conclusiones».
Entiendo tu malestar, Román. En primer lugar, existan o no este tipo de niños, para mí lo frustrante es la falta de empatía por parte de algunos profesionales con unos padres preocupados por el comportamiento de sus hijos e hijas. Hay un sufrimiento también detrás como consecuencia de la incertidumbre de no saber qué les pasa para poder acompañarles. Busca otros profesionales que puedan ayudaros, estoy segura de que los hay. La psicóloga Úrsula Perona ha escrito un libro sobre niños de alta demanda, y tiene otro sobre niños sensibles. Por si te puede servir. Comparte mucho contenido en RRSS. Gracias por contarnos tu experiencia.