Ya sea porque los padres están trabajando, viven lejos del centro o por cualquier otro motivo, son muchos los peques que necesitan los servicios de los comedores escolares. Un entorno estresante y con exceso de decibelios para tu hijo/a sensible.

Cuando no sabes de qué va esto de la alta sensibilidad, lo que te preocupa como madre es que se alimente bien y que los menús sean equilibrados, que se cuide la limpieza, etc. Ahora que has descubierto que tienes un NAS en casa … ¿Alguna vez habías pensado cómo se siente un Niño Altamente Sensible en la hora del comedor?

Desde que mi hijo comenzó a ir al colegio, se había quedado siempre a comer porque vivimos un poco lejos y también, -por qué no decirlo-, porque es mal comedor y confiaba que allí lograran lo que yo era incapaz de hacer en casa.

Además, como tenía clase por la tarde, resultaba más cómodo.

¿Exceso de decibelios en los comedores escolares?

Pero cuando tendría como unos diez años,  mi hijo JoNAS me dijo que le gustaría venir a comer casa.

Pensaba que lo decía por la comida, pero para mí fue una sorpresa descubrir que el motivo de su malestar era el RUIDO. Decenas de niños hablando a gritos, compartiendo un mismo espacio en el que los decibelios ascienden a niveles difíciles de soportar para los afinados sentidos de un niño sensible.

Desde el centro educativo, intentaron poner orden en el horario de comedor promoviendo diferentes iniciativas sin mucho éxito. Incluso se les ocurrió ponerles música, sería por eso de que dicen que “amansa a las fieras”, digo yo.

Hablando con mi vecina, cuyos hijos también eran usuarios de los comedores escolares pero en otro cole, me dijo que allí estaban todos en silencio, que las monitoras no les dejaban hablar nada de nada, pues eran muy estrictas. Me parecía increíble que lograran semejante milagro, por ello quise saber un poco más sobre el asunto. Sin embargo, esa fórmula tampoco me parecía adecuada.

En la vida, cualquier situación extrema resulta contraproducente. Si el exceso de ruido sobreestimula a un NAS y le hace sentirse molesto, el silencio impuesto de forma autoritaria tampoco ayuda. Los niños sensibles son capaces de captar la tensión del ambiente y es probable que también se encuentren incómodos y les genere estrés.

El comedor ideal, en mi opinión, sería aquel en el que los escolares pudieran disfrutar de la hora de la comida conversando tranquilos, sin gritos ni bromas de mal gusto o peleas. Como cuando tú quedas con una amiga para disfrutar de una charla agradable y desconectar un rato de las obligaciones.

Los NAS se suelen sentir incómodos en los comedores escolares por el alto nivel de ruido que tienen que soportar allí

Sin embargo, cuando no sabemos que nuestro hijo es altamente sensible no somos conscientes de que existen situaciones cotidianas como hacer uso de los comedores escolares y en las que se encuentran incómodos a diario.

Estar abrumando por un exceso de estímulos  genera un malestar difícil de aguantar para algunos NAS.

Esto implica que tal vez afecte a su rendimiento escolar: ya sabemos que el estado emocional influye directamente en los procesos de aprendizaje.

¿Qué podemos hacer para mejorar esta situación?

No mucho, la verdad. La realidad es la que es, pero se me ocurren algunas medidas para que sea más llevadera.

Conozco a una madre que me comentó que había tenido que sacar a su hijo del comedor. Tras conocer y entender cómo le estaba afectando la alta sensibilidad al chaval, tuvo que tomar la decisión drástica de cogerse una excedencia laboral para poder atender las necesidades de su NAS. No le era posible conciliar su vida laboral con la personal.

Durante aquel curso, probé a traer a Jonás a casa a comer un día a la semana. No me complicaba mucho y le preparaba una comida que le gustase para que comiese rápido y pudiera relajarse un rato. Le permitía desconectar de las clases y volver con las “pilas cargadas” por la tarde.

A veces, es necesario tomar estas decisiones por el bien de nuestros hijos, pero cada uno tiene que valorar su situación familiar y actuar en consecuencia.

Tal vez te ayude … 

  • Hablar con las monitoras para que sienten a tu hij@ en una zona más apartada del ruido, de zonas de paso o estén demasiado iluminadas, por ejemplo. Si es posible, que coma acompañado de otros niñ@s que sean tranquilos.
  • Pese a que puede resultar engorroso, usar unos tapones para los oídos si el niño no es muy pequeño, puede ayudarle a reducir los decibelios. Aunque también es fácil que los pierdan o que algún niño se los quite. Me ha llamado la atención descubrir que hay una monitora que también los usaba, según me comentó mi hijo. Tal vez fuera una persona pas y tampoco soportaba el ruido o simplemente los utilice para no acabar su jornada laboral con dolor de cabeza todos los días.
  • Menos niños. Otra forma de bajar el exceso de ruido sería que el alumnado que ya ha terminado de comer pudiera abandonar el comedor y salir a jugar fuera. Lo que suele ocurrir es que el personal normalmente es escaso, por lo menos en el cole de Jonás. Y las monitoras del comedor eran las mismas que tenían que atenderlos también en ese horario no lectivo y se tenían que apañar como podían…

Espero que estas ideas os ayuden con vuestros NAS. Ya sabéis, si se os ocurren otras o tenéis alguna sugerencia para compartir aquí, os estaré muy agradecida y las añadiré a esta lista de recomendaciones.

Abrazos,

Mamá Yomime (Isabel)