La conferencia “Emociones y alta sensibilidad” celebrada en Getxo (Bizkaia)  fue organizada por la psicóloga Idoia Narbaiza, coordinadora del proyecto Psikotalde.

El objetivo es el de que podamos acompañar mejor su alta sensibilidad en la infancia, potenciando este rasgo de la personalidad.

Se explicaron las principales características, poniendo énfasis en todas las cosas positivas que aporta esta forma de sentir.

De todo ello habló la psicóloga sistémica Olga Sánchez, quien abordó también todas aquéllas creencias erróneas que existen en relación a la denominada científicamente como “sensibilidad del procesamiento sensorial”.

Estaba previsto contar con la participación de Roberto Fernández Negro, coach nutricionista experto en alimentación y emociones pero, lamentablemente, no pudo estar presente en esta ocasión.

Cristina dos Santos fue la encargada de dar voz a los más pequeños.

Desde su experiencia trabajando con la infancia, -además de ser una madre PAS con hijas también altamente sensibles-, nos ofreció herramientas con las que poder entender mejor a nuestros niños.

A partir del coaching, que consiste en un entrenamiento para poder llegar a un objetivo, afirmó que “se puede ayudar a los NAS a evolucionar en positivo”.

Tres son las claves que es necesario poner en práctica:

• Identificar. Se trata de preguntar a los niños acerca de cómo se sienten o se han sentido en una determinada situación que les ha afectado.
• Acoger con empatía. Para un niño de alta sensibilidad, “nada es una bobada”. Insiste en que todo es importante, aunque al resto del mundo les parezca algo insignificante o exagerado.
• Motivarlo a que cuente su historia. Es interesante hacer que los pequeños hablen, se expresen para que así ellos mismos puedan encontrar las respuestas en su interior.

¿Qué necesitan los niños de alta sensibilidad en la infancia?

Para Cristina, es fundamental no hacer juicios. Acompañarles para potenciar la sensibilidad desde la infancia, convirtiendo su rasgo en una fortaleza, en un arma de poder para cambiar el mundo.

Ya sabemos que los NAS no soportan las injusticias y son más conscientes de lo que ocurre a su alrededor. Todo les duele más.

Es importante también aceptar su individualidad y la del sistema familiar. Cada niño es único y cada familia también es diferente. Es recomendable poner límites a los comentarios y consejos ajenos que, aunque no se hagan con mala intención, sobran.

Nadie conoce mejor que nosotros mismos nuestras circunstancias y aquello que nos hace bien. No sentirse culpable por hacer valer nuestra opinión.

Ponerles en contacto con su emoción, acogerles pero dejándoles caminar solos sin sobreprotegerlos en exceso, además de dedicarles tiempo de calidad son algunas otras ideas que nos recomienda para ayudarles a crecer felices.

Conocer las emociones

Finalmente, Cristina dos Santos concluyó su exposición sobre los niños altamente sensibles presentando una adaptación del cuento “Have you fill a Bucket today?

Esta historia, que significa ¿Ya has llenado tu cubo hoy?, habla de cómo podemos elegir cada día entre llenar nuestro “cubo” invisible de alegría o de tristeza, de ilusión o negatividad. Relata que podemos poner amor en el cubo de otras personas para que, de esta forma, nuestro cubo se llene también y nos beneficiemos todos.

Os confieso por aquí que mi “cubo” se llenó cuando, después de que en un momento de la charla la coach Cristina se dirigiera a mí comentando algo que le había gustado de esta página, una de las personas que sigue Niños Altamente Sensibles quiso saber quién era Mamá Yomime. Casualmente, me encontraba sentada justo delante suyo y, muy emocionada me dijo que no sabía si darme las gracias o ¡pedirme un autógrafo!…

Como os podréis imaginar, me hizo muy feliz el encuentro (¡¡hasta se me saltaron las lágrimas de la emoción del momento!!) al poder conocer en persona a los que estáis al otro lado de la pantalla acompañándome en este proyecto de difusión del rasgo.

Con las enseñanzas de este cuento, Cristina dos Santos concluyó su exposición sobre la alta sensibilidad en la infancia.

Imagen de portada cedida por Meli Pérez Prieto.